Diward Leroy
Licenciado en Comunicación Social. Periodista con cinco años de experiencia en medios digitales. Amante de la velocidad y los motores, y tal como define el eslogan de BMX, + info
El futbolista español perteneció a las filas del cuadro inglés por espacio de cuatro temporadas antes de su vuelta al Sevilla, de España. Sigue leyendo y conoce el resto de la historia.
Nacido en Los Palacios y Villafranca, Jesús Navas (1985) es un sevillista desde la cuna. Realizó todo el proceso de fuerzas básicas en las filas del club andaluz antes de su llegada al primer equipo en la temporada 2003-2004. Desde entonces, el extremo español se hizo imprescindible para el cuadro sevillano y también logró hacerse un hueco en la Selección de España.
Después de 10 años gobernando la banda derecha de los ‘Nervionenses’, Navas puso rumbo a Inglaterra para incorporarse ante uno de los nuevos ricos de la Premier League, el Manchester City. 20 millones de euros desembolsaron los ‘citizens’ en el 2013 para hacerse con los servicios del extremo español, quien defendería a los rivales del United hasta el 2017, campaña en la que puso rumbo de vuelta hacia el Sevilla.
Además de buenas presentaciones en el Etihad Stadium, ‘El Duende de Los Palacios’ dejó un recuerdo imborrable en la memoria de sus compañeros de vestuario. Y es que a pesar de ser uno de los jugadores mejores pagos del plantel en aquellos años, Navas no perdió la costumbre de manejarse por la ciudad y el centro de entrenamiento del equipo a bordo de su coche favorito: un Nissan Micra cuyo valor no asciende a los 10 mil dólares.
Desde el vestuario del City nunca llegaron a dar crédito a la preferencia de Navas por un coche que se alejaba de los cánones establecidos en el fútbol de primer nivel, en donde abundan los superdeportivos de lujo y existe una competencia implícita por saberse el dueño del más extravagante y costoso ‘cuatro ruedas’ que exista en el mercado.
No obstante, el jugador español hizo oídos sordos a todas las voces que le sugerían cambiar de coche y sumar algún Ferrari o Porsche a su garaje. “Ninguno de sus compañeros entiende por qué maneja ese automóvil…”, llegó a confesar el encargado del estacionamiento interno de las instalaciones de entrenamiento del equipo inglés.